Alfred Nobel inventó la dinamita. Fue en 1857 y este avance, junto con el de otros explosivos y de las compañías que fundó para comercializarlos, le hicieron inmensamente rico. Se dice que junto a su fortuna acumuló un importante complejo de culpa por todo el daño que en forma de guerras y explosivos había provocado su invento. Así que al morir legó su fortuna a una fundación – la Fundación Nobel, creada en 1900 –, con el encargo expreso de otorgar premios anuales a las personas que más hubieran hecho en beneficio de la humanidad, en los terrenos de la Física, la Química, la Medicina, la Literatura y la Paz. Dichos galardones se han ido entregando desde 1901, con la excepción de los periodos de entreguerras. En 1968 a los otros premios se les unió el Nobel de Economía.
¿Cómo se elige el Nobel de Literatura? Bien, digamos que todo empieza con una carta.