martes, 30 de septiembre de 2025

El origen. La guerra de Audrey

Uno de mis amores platónicos ha sido siempre Audrey Hepburn. La descubrí en Desayuno con diamantes y a mi yo adolescente de entonces le deslumbró su glamour y elegancia. Audrey es un mito de Hollywood, cuya imagen icónica (especialmente la de esta película, con los diseños de Givenchy), se ha vendido en reproducciones de todos los tamaños, como un tótem del pop art.  

Sin embargo, siempre sentí que el atractivo de Audrey procedía de un lugar que poco tenía que ver con el lujo, los vestidos caros o los peinados sofisticados. Hay cualidades que solo se adquieren bajo determinadas circunstancias. De eso trata en gran medida la obra que hoy os presento: La Guerra de Audrey.

Audrey antes de Audrey 

El cómic bucea en el pasado más desconocido de Audrey, mucho antes de convertirse en estrella. Cuenta la historia de una niña bautizada como Audrey Kathleen Ruston, que nació en Bruselas el 4 de mayo de 1929, hija de un inglés y una aristócrata neerlandesa. Sus padres se separaron en 1935 y la matricularon en un internado inglés, donde permanece hasta 1939. Cuando comienza la Segunda Guerra Mundial, su madre decide que estará más segura con ella en los Países Bajos, ya que creía (equivocadamente), que Hitler respetaría la neutralidad del país. Aquí es donde comienza la historia. 

Con diez años, la niña aterriza en Arnhem y tiene que empezar una nueva vida. Para integrarse utiliza como nombre el de Edda (van Heemstra, por su madre), que levanta menos suspicacias que el muy británico de Audrey Kathleen Ruston. Pero desgajada de todo lo que conoce, sin apenas hablar neerlandés, sufre el rechazo de sus compañeros y le resulta difícil hacer amigos. En sus propias palabras, “lloraba cada día”.   

Afortunadamente, iba a abrirse una puerta mágica para ella. 

Me gusta mucho como los autores reflejan ese momento de revelación en el que la joven Edda (Audrey) descubre su vocación viendo a unas bailarinas de ballet.  

Ya no estaba sola: había encontrado un propósito.

El viaje del héroe  

Salva Rubio es escritor, guionista y doctor en Historia y Artes por la Universidad de Granada. Como guionista de cómic ha publicado entre otros: El Fotógrafo de Mauthausen, Monet, nómada de la luz, La bibliotecaria de Auschwitz y Degas, la danza de la soledad.  

Esta doble faceta de guionista e historiador enriquece mucho la obra, ya que por un lado nos ofrece rigor histórico (y un apéndice muy interesante en el que cuenta toda la investigación que ha realizado y las pequeñas licencias que ha tomado); y por otro, un guión muy bien trenzado, que a diferencia de otras obras biográficas no se contenta con la simple encadenación de momentos vividos, sino que desde la primera página cuenta una historia, un viaje del héroe (de la heroína en este caso), con el que es imposible no implicarse. La obra abarca no solo la niñez y adolescencia de Audrey, sino también lo injusto y terrible que son las guerras al golpear a los más inocentes. 

Loreto Aroca es dibujante de cómics e ilustradora. Estudió un grado superior de Ilustración en La Escuela Superior de Diseño de Islas Baleares. Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha, completó sus estudios cursando concept art en la Escola Joso de Barcelona. En 2017 publicó Retrato de la familia Pinzón, su primer libro como ilustradora infantil, de la mano de SM. Ha trabajado como concept artist, enfocada en diseño de personajes, para Netflix (con la empresa The Art of Direction) y Goblintrader. Junto con Salva Rubio y Planeta Cómic ya había publicado La Bibliotecaria de Auschwitz.  

Los dibujos de Loreto me han encantado, son de una gran dulzura y expresividad. Me recuerdan en parte al arte del Studio Ghibli. No solo consiguen captar el parecido físico de Audrey, sino también su esencia: esa combinación de fragilidad y fuerza, de ternura y determinación. Ha habido varias escenas de este cómic que me han conmovido.

Finalmente, los nazis ocupan Paises Bajos, Ella (la madre de Audrey), decide trasladarse con su hija a la vecina población de Velp, un lugar menos urbanizado que Arnhem, a vivir con el abuelo. El tiempo pasa y Audrey vivirá las transformaciones de la pubertad y la adolescencia mientras comienza las clases de baile. Aguardan largos años de guerra donde tendrán que pasar por muchas penalidades.  

Un acierto del guion es ciertamente presentarnos la intimidad y lucha de supervivencia de una niña convertida en mujer en extraordinarias circunstancias, sin necesidad de revestirla de más anécdotas para añadir heroicidad o épica. Audrey fue una neerlandesa más que sufrió los estragos de aquellos años que le tocó en suerte vivir y de los que no pudo sustraerse. Se sabe que apoyó con pequeños gestos a la resistencia, como ayudar en un hospital o bailar en una de esas "tardes negras"(eventos musicales secretos para las personas que estaban en la resistencia o clandestinidad), pero por desgracia también se vio obligada a bailar en más de una ocasión en eventos para un público compuesto por soldados alemanes. 

Fortaleza de carácter es también que los horrores vividos no te conviertan en peor persona o te arrastren con ellos. De forma muy interesante en el comienzo y final de la historia asistimos al momento (real) en que, siendo ya una estrella consagrada, el padre de Ana Frank le ofrece interpretar el papel de su hija en la adaptación del famosísimo diario. Comparten muchas cosas en común: el origen neerlandés, el gusto por la danza, haber vivido aquellos años de ocupación y miedo. Pero Aundrey no se ve capaz de interpretar un papel como ese ni de rememorar aquellos años tan difíciles.  

A Audrey por el contrario le quedaba una vida por delante para deslumbrarnos a todos.  

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