martes, 11 de febrero de 2025

Una sirena llamada Andersen



 "- ¿Qué quiere decir que eres escritor?
 - Que me imagino cosas que no existen.
 - Entonces todos somos escritores, para sobrevivir". 
    (Como una sirena, Giovanni Montanaro)

Siempre me ha intrigado la manera en que la ficción tiene que, de algún modo, hundir sus raíces en la realidad para resultar creíble. Sin esta "toma de tierra" es difícil que lleguemos a sentir como verdadera la historia que nos cuentan. Sin esta génesis mestiza es imposible que nos emocionemos.
 
Precisamente, de una criatura mestiza es de lo que hablamos hoy aquí, de la Sirenita, un ser que vive entre dos mundos, sin pertenecer del todo a ninguno de ellos. Que lo abandona todo por amor y que no lo logra (porque el amor no siempre triunfa, pequeños).  
 
Hans Christian Andersen (1805-1875) fue un escritor y poeta danés mundialmente conocido por sus cuentos, entre ellos El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del emperador y La reina de las nieves. Es uno de los autores más traducidos y​ su obra ha inspirado películas (especialmente de animación), obras de teatro y ballets. 
 
Incluso los que no hayáis leído nunca un cuento suyo lo conocéis. Sus historias han permeado la cultura popular y están presentes en cualquier película, novela o serie que os guste. Son arquetipos que vienen de los cuentos de hadas clásicos y que aún hoy son estudiados y utilizados en las escuelas de guion. 

Antes de seguir hablando de La Sirenita, quizás conozcáis el cuento por la versión de Disney y no por la original de Andersen. Dejadme entonces que os lo resuma, aunque mi recomendación es que lo leáis (es hora, niños). Es bellísimo y lo tenéis completo aquí.

La Sirenita vive en un reino acuático desconocido por los humanos, junto con su padre, el rey del mar, su abuela y sus cinco hermanas. Cuando una sirena cumple 15 años tiene la oportunidad de subir a mirar el mundo de la superficie.
La Sirenita vive obsesionada con el mundo de los humanos. Atesora una vieja estatua de mármol en su jardín y pregunta incesantemente a su madre sobre ellos. Así descubre que aunque los humanos viven menos años que las sirenas, aquellos tienen un alma inmortal.
Cuando llega su turno de subir a la superficie, la Sirenita descubre un apuesto príncipe al mando de un navío y se enamora de él. Súbitamente, se desata una tormenta y el barco se hunde. El príncipe está a punto de ahogarse cuando ella lo salva y lo lleva a una orilla de una costa cercana, dejándole en los jardines de un templo, donde se queda con él mientras permanece inconsciente. Permanece a su lado hasta que escucha unas voces de una joven y sus compañeras que se acercan. La Sirenita se sumerge en el mar antes de que la vean y el príncipe nunca llega a saber que ha sido ella la que lo ha salvado.
La Sirenita, anhelando el amor del príncipe y poseer un alma inmortal como los humanos, visita a la Bruja del Mar. Esta le proporciona una poción que le dará dos piernas. Pero a cambio pide su voz, que es la más hermosa del mundo. Además, la bruja le advierte que una vez que se convierta en humana, nunca podrá volver al mar. Cuando se recupere, tendrá dos hermosas piernas y será capaz de bailar como ningún ser humano lo ha logrado jamás. Sin embargo, en cada paso sentirá que está caminando descalza sobre cuchillas afiladas. En cuanto al alma, solo la conseguirá si consigue que el príncipe la ame y se case con ella. En caso contrario, morirá al amanecer del día siguiente en que él se case con una mujer, convirtiéndose en espuma de mar.
A pesar de todo, la Sirenita acepta y bebe la poción para estar con el príncipe. Al obtener las piernas va a su encuentro a la orilla del mar, cerca de su castillo. Él la encuentra y prendado, la lleva a su casa. Aunque no puede hablar, le atrae su belleza y gracia. Lo que más le gusta es verla bailar, y la Sirenita baila para él a pesar del insoportable dolor que eso le causa. Cuando la madre del príncipe, la reina, ordena que se case con la hija mayor del rey del país vecino, el príncipe le dice a la Sirenita que no lo hará, porque no ama a la princesa, ya que sólo puede amar a la joven del templo, quien él cree que lo salvó. Resulta que la princesa es esa joven del templo, quien había sido enviada por su padre el rey a ser educada allí, junto con sus dos hermanas menores. Al saber esto, el príncipe se enamora de la joven princesa del país vecino, y decide casarse con ella.
Cuando los príncipes se casan, el corazón de la Sirenita se despedaza. Ella piensa en todas las cosas a las que renunció, todo lo que tuvo que sufrir, y se desespera, sabiendo que la muerte la espera al amanecer del día siguiente. Pero poco antes del amanecer, sus hermanas salen del agua y le traen una daga que la Bruja del Mar les dio a cambio de sus largos cabellos. Si la Sirenita asesina al príncipe con la daga y deja correr su sangre por sus pies, volverá a ser una sirena, todo su sufrimiento terminará y podrá vivir su vida de sirena bajo el mar, con sus 300 años de vida.
La Sirenita entra al camarote nupcial del barco de la reina mientras el príncipe duerme con su nueva esposa, pero al verlo, es incapaz de matarlo porque a pesar de todo aún lo ama. Ella regresa a la cubierta del barco y antes de que salga el sol, arroja la daga al agua, la cual produce un fuerte sonido que despierta al príncipe, quien sube a la cubierta y ve la Sirenita arrojarse al mar. Trata de detenerla sin conseguirlo. El sol sale por el horizonte y finalmente su cuerpo se convierte en espuma de mar; el príncipe al observar las burbujas se da cuenta de que ella siempre había sido su verdadera salvadora, pero ya es tarde. Sin embargo, en vez de dejar de existir, ella siente el calor y la luz del sol porque se ha convertido en un espíritu etéreo, una hija del aire.
Las demás hijas del aire, montadas en caballos alados blancos, le dan la bienvenida y le explican que se volvió una de ellas por su buena acción y porque intentó con toda sus fuerzas obtener un alma eterna. Podrá ganarla haciendo buenas acciones por 300 años.

"The Little Mermaid" She dreamed of the prince  De Anne Anderson (1874-1930) - http://www.artsycraftsy.com/anderson/

Es curioso como algunos libros parecen "llamarte" desde sus estantes, como si supieran que están destinados a que los leas. Yo me dejo llevar por esta llamada. En una pequeña librería de Lavapiés, mientras esperaba paciente mi turno para pagar por otro libro, lo vi. Una modesta edición con un toque antiguo (tiene un medianil o cordel rojo que sirve como marcador de lectura), de una pequeña pero selecta editorial llamada Circe. En la contraportada, la siguiente sinopsis: 

"Todo el mundo creía conocer La Sirenita de Andersen, pero pocos conocen su verdadera historia. Como una sirena cuenta la vida accidentada del joven Hans Christian Andersen, hijo de una alcohólica y nieto de una prostituta, que creció siendo semianalfabeto y que a los quince años partió de Odense con dirección a Copenhague, soñando con convertirse en cantante. Sus primeros libros se los publica él mismo hasta que se convierte en uno de los más grandes escritores de su tiempo. En sus cuentos expresa el miedo, las emociones, los amores nunca vividos por chicos y chicas, y sobre todo por Edvard Collin, hijo de su protector. Es el patito feo, la pequeña cerillera, el soldadito de plomo y la sirenita, una criatura que intenta amar desesperadamente".

Ya estaba pillado.

La Sirenita ha fascinado desde siempre a los eruditos, que han tratado de desentrañar todos sus significados. Rictor Norton, en My Dear Boy: Gay Love Letters through the Centuries, teoriza que La Sirenita fue escrita como una carta de amor por Hans Christian Andersen a Edvard Collin.​ Para ello, se basa en varias cartas que Andersen le dirigió a Collin, en concreto, una al enterarse del compromiso de este con una mujer joven, casi al mismo tiempo que escribía La Sirenita. Andersen le dice:
 
 «Languidezco por ti como por una bonita moza calabresa […] mis sentimientos por ti son los de una mujer. La feminidad de mi naturaleza y nuestra amistad deben seguir siendo un misterio».​ 
 
Norton interpreta la correspondencia como una declaración del amor de Andersen por Collin y describe La Sirenita como una alegoría de la vida de Andersen.
 
Ahí estaría esa "Sirenita" que desea conocer el mundo de los humanos, ser uno más con ellos.  Pero no puede, porque carece de piernas (humanidad). Tiene que renunciar a su pura esencia (voz, expresar lo que realmente es), para ser aceptado. 
 
El propio Andersen intentó triunfar primero como cantante (tenía una voz muy hermosa), y luego como bailarín (tenía un cuerpo largo y algo desgarbado que no se coordinaba del todo bien). Viaja a la capital con quince años para poder tener un futuro en el mundo teatral, pero es rechazado en ambos casos. 
 
Lo que acaba encandilando a un grupo de personas de la alta burguesía son sus historias, su manera de contarlas. Una de estas personas, Jonas Collin, el director del Teatro Real de Copenhague y Consejero de Estado, se convertiría en su mecenas y protector. De su hijo se enamoraría Andersen.
 
Pero Andersen, de quien no se conoce ningún tipo de relación, ni con hombres ni con mujeres, rechaza de plano, inhibe su homosexualidad. Edvar Collin tampoco parece corresponderle, aunque su relación es por momentos ambigua.  Finalmente, Collin se promete y se casa con una mujer (princesa) y Andersen asiste devastado al matrimonio. 

El cuento tiene, sin embargo, un final esperanzador que llega de forma inesperada y que ha intrigado mucho a los estudiosos. La Sirenita parece tener una segunda oportunidad de redención, de optar por un alma inmortal, burlando la aniquilación en el último instante, gracias a su bondad y a la pureza de su corazón.

Giovanni Montanaro (Venecia, 1983) es abogado, especializado en el ámbito de los Derechos Humanos. La Cruz de Honninfjord (2007) fue su primera novela y creo, si no me equivoco, la única que ha sido traducida a nuestro idioma a aparte de la que nos ocupa. Ha sido autor de algunas obras de teatro y escribe con asiduidad para periódicos y revistas en Italia. Aunque no lo menciona en el libro, se supone que ha basado su investigación en los diarios de Hans Christian Andersen, así como en la correspondencia que se tiene de él. Entre ella está claro que cobra una importancia total la dedicada a Edvard Collin, el Gran Duque, heredero de Weimar. El príncipe de Andersen.

La escritura de Montanaro es sencilla pero eficaz. Resulta muy tierna, y, a la vez, dura en ocasiones. Como un cuento. He sentido bastante lástima por el poeta danés, ya que de haber vivido en nuestra época quizás hubiera podido desarrollar su personalidad y su sexualidad de una manera más plena.  

Por ponerle algún pero, tengo que decir que los últimos capítulos me han resultado menos interesantes que los del principio, ya que centran toda su atención en la (difícil) relación con Collin. Sin quitar importancia a esta parte de la historia, me hubiera gustado conocer más acerca del Andersen creador, de su forma de trabajar. De las muchas barreras que sin duda superó. Y también, hubiera sido muy interesante un epílogo del propio autor contándonos cómo ha afrontado esta obra, su forma de documentarse en la vida de Andersen, su propia valoración de su historia. 

Pero en cualquier caso es un pequeño gran libro, para amantes de los cuentos y de lo que hay de real tras ellos.

Estatua de La Sirenita, en la bahía del Puerto de Copenhague

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