Mentir es no decir la verdad. Engañar es hacer pasar una mentira por la verdad. La diferencia parece minúscula, ¿verdad? Sin embargo mientras la primera lo que vemos es la simple ocultación de la verdad, en la segunda hay una clara intencionalidad, una decisión de seguir adelante con la mentira.
El ilusionismo utiliza una mentira que nos hace percatarnos de la verdad. En este aspecto no se diferencia de la literatura o de otras artes. Nunca pretende confundir acerca de su carácter ficticio: Los magos siempre nos recuerdan que lo que hacen es producto de elaborados trucos que sirven para burlar nuestros sentidos. Por eso siempre han sentido un fuerte rechazo por aquellos que intentan hacer pasar sus trucos como reales. Y muchos han convertido la persecución de esos falsos ilusionistas en una cuestión personal.
Este artículo repasa alguno de los más célebres magos que persiguieron a aquellos que buscaban engañar para beneficio personal. Está dividido en dos partes: en cada una contaremos con dos representantes. En esta primera nos adentraremos en la época dorada del ilusionismo, a mediados del siglo XIX, con su consolidación como arte escénica, y veremos a Houdini desenmascarando a un aristócrata español, el hombre con visión de rayos X… ¿Me acompañáis?