"No empiezo si no se sientan en la primera fila", dice, con una firmeza que no parece provenir de una niña de su edad. Así se hace: las personas de la primera fila ceden sus asientos a sus padres. El concierto puede así dar comienzo.
Más tarde esta niña prodigio recordaría una lección de su primera profesora de piano: "No toques hasta que no estés preparada y ellos estén listos para escucharte... simplemente hazlos esperar".
En esta anécdota ya se encuentran algunas de las claves que surcarán la vida de Eunice Kathleen Waymon, mundialmente conocida como Nina Simone. Una vida en lucha constante contra demonios exteriores: el racismo, la falta de igualdad, el machismo... Y otros interiores, y por ello aún más difíciles de enfrentar. Por encima de todo, como reconoce en sus memorias, una vida con "una incontable cantidad de errores, no pocos días malos y, lo más regocijante de todo, años de alegría - duros pero también entrañables - en los que luché por los derechos de mis hermanos y hermanas...".