miércoles, 19 de marzo de 2025

El futuro era esto: ¡Universo! de Albert Monteys

 

De siempre me ha apasionado la ciencia ficción, en especial en todo lo que tiene que ver con la exploración de las estrellas y los viajes en el tiempo. El problema es que tanto en cómic como en la gran pantalla no abundan últimamente ideas y guiones capaces de sacarle todo el jugo a un género que en sus mejores momentos plantea cuestiones fascinantes acerca del ser humano y su destino. ¡Universo! de Albert Monteys es una grata excepción a esta tónica. 

Albert Monteys es un autor bien conocido en nuestro país. En 1996 recabó en la revista El Jueves de donde se encargó de la serie “Tato, con moto y sin contrato” y sobre todo de la sección “Para ti, que eres joven” junto a Manel Fontdevila. En ella, cada semana repasaban un “tema joven” de lo más variopinto (los tatuajes, la universidad, comer bien…) con un humor ácido y costumbrista que caló profundamente en los de mi generación. 

 
En 2014 abandonará El Jueves junto a un nutrido grupo de dibujantes debido a la censura de la editorial, que evitó que se publicara una portada satírica sobre la abdicación de Juan Carlos I. Es entonces cuando se aventura con el cómic digital en "Orgullo y Satisfacción" y con el que nos ocupa: ¡Universo! con ese tan español doble signo de admiración. 

La serie se ha ido publicando desde entonces en Panel Syndicate, un repositorio de cómics online en el que son los lectores lo que deciden cuánto van a pagar para descargarse cada número. Un sistema bastante innovador fundado por Marcos Martín y Brian K. Vaughan para publicar su obra "The Private Eye” que prescinde de intermediarios entre creadores y lectores, sin que sea óbice para que luego las colecciones puedan publicarse en formato papel. Es el caso de ¡Universo! que ha editado Astiberri.  

¿Y qué nos vamos a encontrar en este álbum recopilatorio de los cinco primeros episodios de la serie? Pues ciencia ficción de la buena.  El autor demuestra conocer tanto a los grandes referentes del género (Philip K. Dick, Stanislav Lem, Ray Bradbury...); como los clásicos temas de la literatura de anticipación (encuentros con alienígenas, el uso de la tecnología, los viajes en el tiempo...). En cierta medida me recuerda a Rick y Morty en ese destilado fresco de influencias e ideas.

Contrariamente a lo que quizás se podría esperar conociendo la trayectoria del autor, no se trata de historias de humor, aunque el humor sobrevuela ciertamente las viñetas a través de una mirada irónica y desmitificadora, pero también profundamente humana. Sus protagonistas son gente corriente, no grandes héroes, lo que hace más fácil que nos identifiquemos con ellos. Hay desde luego crítica social, marca de la casa, y es que uno de los placeres del género es poder tratar cuestiones de calado desde una óptica nueva y sorprendente. Como comenta el autor en una entrevista reciente en El País: “Lo que define nuestra época es que hemos llegado al futuro. Era esto. Se nos ha quedado cara de tonto, mirando pantallitas. La vida cada vez se parece más a la ciencia ficción, pero menos emocionante”.

Mención aparte merece la calidad del dibujo. Sin abandonar del todo el toque caricaturesco, el autor apabulla dibujando de todo (naves espaciales, insectos, imaginativos alienígenas, modernos inventos, dinosaurios...) con un alto grado de detalle. El uso de colores vivos y chillones en contraste con blancos da una gran espectacularidad y dinamismo a la historia

 

La primera historia “¡El pasado es ahora!” nos lleva nada menos que a momentos antes del Big Bang en una misión megalómana por patentar cada partícula del universo. En la segunda “La fábrica del amor”, nos encontramos con robots demasiado amorosos y humanos demasiado dependientes. “Lo que sabemos de Taurus-77” nos presenta una interesante especie alienígena incorpórea. La siguiente, “Lo que sabemos del planeta Tierra” es una continuación con un giro sorprendente. Y llegamos a la última, para mi gusto, la mejor: ¡La Cristina del mañana! Una fantástica historia sobre el tiempo y la comunicación de una pareja, muy poética.

El hecho de que todas las historias estén situadas en el mismo universo y se relacionen entre sí consigue situarnos, manteniendo la suspensión de la incredulidad a través de una coherencia interna muy bien trabajada.

 
Mi única pega tiene que ver con el formato de edición: un tomo apaisado de 23x17cm. Es totalmente comprensible, ya que la obra fue pensada originalmente para ser leída en tablet de forma digital, pero no es lo más cómodo ni para leer en papel ni sobre todo para guardarlo en una estantería. 

¡Universo! deja el listón muy alto y hará las delicias a los fans de la ciencia ficción. Si disfrutaste con la imaginación de La Dimensión Desconocida y de algunos episodios de Black Mirror, estoy seguro que te gustará. Para que conste, yo ya me he hecho con el segundo tomo.

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