martes, 28 de octubre de 2014

Les Luthiers: 5 formas de hacer reír

Es difícil presentar a Les Luthiers a alguien que no les conozca. Solo se me ocurre envidiarle por la cantidad de horas de diversión que le aguardan. Y es que Les Luthiers son inclasificables. ¿Son músicos, actores, inventores de instrumentos, humoristas? ¿Todo a la vez?


Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich son los miembros de una formación nacida de los coros universitarios argentinos a mediados de los años sesenta y fundada por el ya fallecido Gerardo Masana. El nombre Les Luthiers, que en francés significa "creador de instrumentos" les va como anillo al dedo: ahí están para dar fe de ello los famosos "instrumentos informales" creados y tocados por el grupo, como  el dactilófono o máquina de tocar, la violata o viola de lata, la mandocleta y tantos otros. Durante cinco ediciones consecutivas el grupo ha sido candidato al Príncipe de Asturias de las Artes (2010-2014), dándose el caso de que entre 2012 y 2013 también fueron nominados a la categoría de Comunicación y Humanidades. En 2012 en base a sus particulares méritos, el Gobierno de España les concedió la ciudadanía española.

Hay muchas formas de hacer reír, algunas más sofisticadas que otras. El humor de Les Luthiers nunca es soez ni facilón. Parte entre otras cosas de una excelencia en el uso del lenguaje y en la composición musical. Sin embargo, no son un grupo elitista ni pedante sino tremendamente cercano y disfrutable por toda clase de públicos. Como explica Álex Grijelmo en su entretenida cronología del grupo, se trata de un conjunto seguido por inmensas minorías capaces de recitar de memoria la letra de muchas de sus descacharrantes composiciones, y que van a sus espectáculos solos o acompañados de su familia, ya que el grupo, cuyos integrantes superan ya ampliamente los sesenta años, se ha mantenido increíblemente fresco y es ya un fenómeno transgeneracional, con creciente número de seguidores jóvenes, que conocieron el grupo a través de los padres en muchos casos.

¿A qué se debe el éxito? Aquí os lo intentaré explicar de la única manera que me parece posible, con 5 ejemplos extraídos de ellos mismos. (Pincha el título en negrita para ver el video)

1. Dominio musical

Les Luthiers han parodiado prácticamente todos los géneros musicales: cumbias, boleros, serenatas, rock, ópera clásica, himnos militares... Aunque tal vez la palabra parodiar se les quede corta, pues sus composiciones suenan igual de bien que la mejor pieza imitada. Sirva como ejemplo de este dominio músical El Concerto Grosso Alla Rústica o esta canción juglaresca medieval titulada Romance del joven conde, la sirena y el pájaro cucú. Y la oveja

2. Ingenio lingüístico

Juegos de palabras, dobles sentidos, requiebros semánticos... Les Luthiers podrían considerarse grandes literatos si no fueran porque además de eso son grandes músicos y cómicos. En muchos casos contaron con la ayuda de Roberto ("el negro") Fontanarrosa. Baste como botón de muestra este monólogo de  Daniel Rabinovich en el que nos recuerdan la importancia de leer bien un texto O en el madrigal La Bella y Graciosa Moza Marchose a Lavar la Ropa donde la letra cambia dramáticamente al desordenarse los papeles que debía leer el intérprete, produciéndose terribles (y cómicas) consecuencias con el significado.

3. Johann Sebastian Mastropiero

Este célebre compositor (ficticio) es un referente que todos los admiradores de Les Luthiers conocen sobradamente, no en vano es el presunto autor de muchas de las obras que interpreta el conjunto de instrumentos informales. De vida poco ejemplar, en este video nos lo presenta Marcos Mundstock. Entre otras hazañas dignas de renombre no podemos olvidar el día en que, ante la petición del Vaticano, tuvo que componer improvisadamente un Gloria a través de uno de sus tangos. Acomodó como pudo el texto en latín y le entregó a cada músico su parte. Cuando la obra fue interpretada ante el Sínodo, la sorpresa fue mayúscula...

 4. Desmitificación

Si hay algo que define el humor del quinteto argentino es su capacidad para reirse y desmitificar los "grandes temas", ya sean estos la política, los prohombres de la patria, o las relaciones sentimentales. Todo desde una fina ironía que hacen más certeras sus críticas. Como ejemplo véase La Comisión (Himnovaciones) sobre el mundo de la política o El Sendero de Warren Sánchez sobre las sectas religiosas.

5. Instrumentos informales

Los instrumentos informales tan característicos del grupo, nacieron como una parodia de los instumentos estándar cuyos sonidos imitaban, pero con el tiempo se fueron complicando y refinando cada vez más. Los principales artífices de estos instumentos han sido (por orden cronológico): Gerardo Masana (el fundador del grupo), Carlos Iraldi y actualmente Hugo Domínguez, ayudado en muchas ocasiones por el también luthier Carlos Núñez Cortés. Así nacieron artefactos tan singulares como la mandocleta (una bicicleta cuya rueda trasera mueve las cuerdas de una mandolina), el ferrocalíope (un calíope que funciona a vapor que pasa por silbatos ferroviarios), el bajo barríltono (un contrabajo cuyo cuerpo es un barril gigante), el órgano de campaña (un órgano que se lleva colgado de la espalda, y cuyo aire es enviado por unos zapatos-fuelles) y muchos otros que darían para un post aparte.


Para un repaso más detallado de estos instrumentos tan originales os recomiendo encarecidamente esta página en que unos aficionados los clasifican según sean estos de cuerda, percusión, viento o electrónicos: 

Clasificación de instrumentos informales (lesluthiers.org)

En fin... ¿Qué más se puede decir de estos genios que no se haya dicho ya... o qué se sí haya dicho?

martes, 14 de octubre de 2014

Carta a Malala


A veces me gustaría que siguieses siendo una niña, que recuperaras tu infancia, que te permitieras ser como las demás. Pero ya sé que no puede ser. Eres Malala Yousafzai, un ícono mundial llamado a inspirar a una generación.


Es demasiado peso para cualquiera. Ojalá no te sientas sola, ojalá sepas que los que te admiramos también estamos dispuestos a sostenerte. Ojalá te permitas una debilidad de vez en cuando. Ojalá tengas tiempo en tu agenda para vivir una vida no heroica.


Pero te mentiría si no te dijera esto: nos haces falta. Necesitamos personas como tú que nos inspiren, que nos hagan darnos cuenta que sí se puede cambiar el mundo, que es legítimo intentarlo, que es necesario.

Tú ya lo sabes, porque eres muy inteligente. Eras la mejor de tu clase, y siempre has asumido una responsabilidad que intuitivamente sabías tuya, reclamando un puesto que has vuelto ya insustituible.


Personas como tú alumbran el futuro, Malala. Lo hacen más esperanzador. Pero cuídate, no te olvides de soñar. No tengas miedo de sentirte vulnerable. Es tu vulnerabilidad la que nos da fuerzas, la que te convierte en un adversario invencible para los fanáticos.

Cuídate, mi valiente.

jueves, 9 de octubre de 2014

¿Sola? en la Edad Media: El libro del día del juicio final

Oxford 1348, está en todas partes: nadie sabe qué la causa, nadie puede detenerla ni imaginar siquiera la posibilidad, y va matando gente en grandes cantidades. Parece el fin del mundo. Es la Peste Negra y acabará con un tercio de la población europea según las estimaciones más moderadas.

Oxford 2054, los viajes en el tiempo son una realidad. La estudiante de Historia Kivrin se traslada a al siglo XV, en plena Edad Media, época calificada con un 9 en la escala de peligrosidad, a pesar de la oposición de Dunworthy, su tutor. Al poco de marchar una extraña epidemia se cierne sobre la ciudad, sin que se pueda restablecer contacto con Kivrin.

El libro del Día del Juicio Final (Doomsday Book en inglés, y nombre que utilizaré en adelante para no escribir tanto); es una novela de ciencia ficción de Connie Willis, que en 1992, año de su publicación, ganó los tres premios más importantes del género: el del público (Hugo), el de los escritores (Nébula) y el Locus, otorgado por la importante revista de ciencia ficción y fantasía del mismo nombre. Para entendernos, es como si a una película le dan los Oscar a las categorías principales y además los Emmys y los Goya.

Diferentes portadas del libro, la última a la derecha es la edición española, a cargo de Ediciones B
Como buena obra de ciencia ficción, se explica de forma clara y convincente el funcionamiento de los viajes en el tiempo, su regulación y la forma en que el mismo tiempo se defiende de las paradojas. También traza un paralelismo muy interesante en cómo se vive una epidemia en el siglo XV en medio del miedo y la superstición y en el siglo XXI con las armas de la medicina moderna.

Pero en muchos sentidos, el libro que nos ocupa es mucho más que una buena novela de ciencia ficción (y no es que esto sea poco).

Antes de empezar a explicaros por qué me encantó esta novela, resumiré rápidamente lo negativo (en mi opinión): De los dos periodos de tiempo en los que se desarrolla la novela (la Edad Media y la época contemporánea de la protagonista, año 2054), la primera gana por goleada a la segunda, tanto en ambientación como en ritmo narrativo e interés. El futuro, aparte de los viajes en el tiempo, es poco diferente a nuestro presente, si acaso se echan de menos cosas que hoy damos por descontadas como los móviles inteligentes para comunicarse. Además, a veces resulta irritante que nos saquen de donde más queremos estar (la Edad Media con Kivrin), para llevarnos a un presente en el que apenas pasa nada interesante. Es una rémora que baja el ritmo general de la novela, hasta el punto que pienso que quitarle 100-150 páginas a esta parte hubiera mejorado el conjunto.

El Domesday Book, de donde toma nombre el libro, fue un censo elaborado por orden de Guillermo I en 1086 para conocer el conjunto de bienes susceptibles de pagar tributos en Inglaterra.   El nombre "Domesday" proviene de la palabra del inglés antiguo dom, que significa "cuenta" o "reconocimiento". Así, "domesday" quería decir literalmente "día de cuentas", queriendo significar que un señor tomaba conocimiento a efectos contables de lo que poseía cada sujeto. Los cristianos del Medioevo creían que en el Juicio Final, como afirmaba en la Biblia el Libro de las Revelaciones, Cristo sometería a similar cuenta los actos de cada persona; por eso el término "doomsday" (del inglés doom, destino) también se refiere a este evento escatológico (recogido de la Wikipedia)
Dicho esto, hay que decir que la escritura de Willis no se hace nada pesada y la acción está muy bien dosificada, con una trama que, a pesar de ser en parte conocida, la autora consigue hacer que nos enganche igualmente. Y hay algo más: la ambientación. No es que Kivrin viaje a la Edad Media, es que nosotros viajamos allí con ella.

Connie Willis
Pero además…¡Qué Edad Media! Completamente alejada de los tópicos, enseguida la sentimos reconocible, cercana. Empatizamos con personajes como el padre Roche o Rosamund, Agnes, Lady Imeyne… La autora consigue involucrarnos emocionalmente con ellos, ya que no se limita a narrar la historia, sino a transmitir como ésta era vivida por sus protagonistas. Aquí es donde el talento de Willis llega a sus mal altas cotas, consiguiendo emocionarnos con el desarrollo – imparable y sin concesiones – de la historia. Como ejemplo de virtuosismo, hay una escena en la que Kivrin asiste a una misa medieval que ha quedado grabada en mi imaginación

Doomsday Book es de esos libros que no son importantes solamente por lo que cuentan sino por cómo lo cuentan. Es, también, un libro hasta cierto punto religioso, pero no en un sentido dogmático, sino de la Fe. Fe en el Otro, en las buenas intenciones de los demás, que muestra que es necesario confiar en alguien para poder ser fuerte uno mismo.

Creo que os gustará, si lo leéis no dudéis en escribirme por aquí y decirme qué es lo que más os ha gustado.